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Teletrabajo: aceptación, adaptación y recomendaciones.

Para muchas personas el teletrabajo ha venido para quedarse, pero ¿cómo nos adaptamos? ¿Cómo aprovechamos todas las ventajas y sorteamos los inconvenientes? ¿Qué podemos hacer desde nuestro rol? ¿Qué puede hacer el empleado? ¿Qué puede hacer el empresario, el manager, el jefe de equipo? ¿Y los autónomos?

En este artículo vas a encontrar un repaso exhaustivo de cómo adaptarte al teletrabajo, una reflexión profunda sobre la situación vista desde distintas perspectivas, ideas para mejorar tu relación con el trabajo a distancia e información que conviene que tengas a mano.

Es largo, prepárate algo de beber y coge papel y bolígrafo, estoy segura de que vas a querer tomas apuntes.

Índice

Pongámonos en contexto.

El pasado 30 de marzo de este año se publicada en la revista digital Objetivo Bienestar un decálogo que preparé sobre cómo trabajar desde casa. Se había declarado el estado de alarma en España el día 14 de ese mismo mes y, después de haber estado varios años trabajando desde casa voluntariamente, me pareció buena idea aportar pequeños trucos que podían, y pueden, hacer más fácil y llevadera la experiencia.

Han pasado más de dos meses desde que se aprobara ese Real Decreto, dos meses en los que hemos tenido que aprender a marchas forzadas a adaptarnos, a fluir, a aceptar y a lidiar con la ansiedad y la frustración.

Mi sensación con todo lo ocurrido, y sobre todo en relación al teletrabajo, es que nos tiramos al agua sin saber nadar. ¿Pero qué íbamos a hacer? La realidad no nos dio muchas opciones.

Ahora, dos meses después, dos meses observando equipos, observando las dificultades, observando el contenido que se ha creado al respecto y observando la previsión a futuro, me he preguntado ¿qué puedo aportar yo?

Sensibilidad, fluidez, estrategia y acción, son las primeras palabras que he escrito. Y es que, lo mire por donde lo mire: todos los agentes intervinientes vamos a tener que empatizar unos con otros, fluir con la realidad, responsabilizarnos de nuestra parte y actuar.

Y con todos los agentes intervinientes me refiero a empleados, colaboradores, empresas, autónomos, instituciones y demás. La previsión es de una gran crisis económica; desde mi punto de vista, social, cultural y también espiritual.

Cambiarán no solo los modelos de negocio, la forma de trabajo y nuestras aportaciones a la Seguridad Social. Hablamos de una generación marcada, de cambios en la forma de relacionarnos y comunicarnos, de decenas o centenas de libros escritos sobre el tema, de una sociedad operando desde el miedo, de miles y miles de personas tomando decisiones condicionadas por lo que está ocurriendo.

Hablamos de proyectos moribundos, destrucción del empleo, descendencia aplazada, insatisfacción personal, infelicidad, vacío, más miedo.

¿De verdad vamos a dejar esto pasar?

El teletrabajo tiene una serie de ventajas que iremos desgranando a lo largo del texto, pero también posibles aspectos negativos que conviene tener en cuenta y que podemos cuidar para evitar al máximo sus consecuencias. Encontrarás referencia a esto en el último punto sobre los riesgos laborales.

Ventajas del trabajo a distancia. (1)

Ventajas para la empresa:

+ Reducción del riesgo de accidentes laborales, en particular los de tráfico.

+ Permite promover e implantar políticas de conciliación personal y laboral.

+ Mejora las opciones de selección, al poder contratar al personal más cualificado sin importar su ubicación o disponibilidad de desplazamiento hacia la sede de la organización.

+ Aplicación de buenas prácticas laborales que contribuyen a la mejora de la calidad de vida de los trabajadores y a su desarrollo, con la integración de los últimos avances de la tecnología y nuevas formas de trabajar.

+ Ahorro de costes (en facturas energéticas y de mantenimiento, viajes, etc…).

+ Optimización de la productividad del equipo (mejora la gestión del tiempo).

+ Expansión geográfica fácil.

Ventajas para la trabajadora/trabajador:

+ Facilita la conciliación de la vida laboral y personal.

+ Mayor autonomía.

+ Ahorro en desplazamientos (en tiempo y dinero por menor consumo de combustible o pago de trasportes públicos).

+ Reduce el riesgo de accidentes, sobre todo de tráfico.

+ Reduce el estrés originado por la falta de flexibilidad horaria.

+ Mejora de la salud al reducir el estrés derivado de los desplazamientos y los gastos asociados, además de oportunidades de incluir en la rutina diaria tiempo para el cuidado físico.

+ Reducción de la huella de carbono y el impacto ambiental producido por cada trabajador durante los desplazamientos y el consumo de energía en las oficinas.

+ Mejora en los lazos familiares y vecinales al tener mayor presencia física en el hogar y otros espacios de socialización.

Adaptación.

Permíteme que introduzca el tema un poco más. Todo lo que viene a continuación no es, ni más ni menos, que adaptación.

Hay muchos puntos en los que vamos a tener que poner el foco en los próximos meses, no sé si en los próximos años. Y considero muy importante tomar consciencia de ello lo antes posible.

Eso que llaman «nueva normalidad» no está definido, nadie sabe lo que es. No sabemos lo que viene. La adaptación es uno de los conceptos que más trabajo nos va a dar en el futuro inmediato. No sabemos cuánto nos costará adaptarnos, no sabemos si fluiremos con facilidad o será más difícil y, sobre todo, no sabemos cuántas veces nos tocara readaptarnos.

Aceptar será clave también. Como también lo será observar(nos) con detenimiento, buscar oportunidades de mejora en nosotros mismos y nuestros entornos, formarnos, probar, probar y volver a probar; invertir, invertir y volver a invertir, y, por cierto, sobre la inversión quiero apuntar algo:

+ La economía se recupera moviendo el dinero.

+ Quien no tiene dinero no puede moverlo, pero quien tiene sí: y esta es su responsabilidad.

+ La inversión cobra más que nunca un sentido social.

+ Invertir genera riqueza en ambos sentidos.

+ Conclusión, en la medida en que te sea posible, no dejes de invertir. Empleado, empresa o autónomo, si tienes la fortuna de mantener tu actividad, invierte.

La posibilidad de adaptación como sociedad mejora notablemente cuando se mueve la economía y es importante que, en la medida en que sea posible, todos nos responsabilicemos de ello.

El motivo por el cual te explico esto, que parece alejado del tema principal (teletrabajo), pero no lo está tanto, es que si tienes la gran fortuna de poder teletrabajar como trabajador por cuenta propia o ajena, o tienes la gran fortuna de tener a tus trabajadores teletrabajando, previsiblemente surfearás mejor las dificultades económicas previstas.

Eres del grupo que, como yo, no hemos parado de trabajar en ningún momento y estamos dispuestos a no parar de hacerlo para mantener nuestra economía (la de nuestra casa y la de nuestra sociedad) a flote.

Somos nosotros los que, en mayor o menor medida, podemos invertir ahora y te invito, de corazón, a hacerlo: alimentación, salud, belleza, servicios, formación… No te animo a gastar por gastar, te animo a no dejar de invertir en ti, tu bienestar, y el bienestar de tu familia y/o empresa.

Dicho esto. Empezamos.

Teletrabajo. ¿Ha venido para quedarse?

El 21 de abril se aprobaba el Real Decreto-ley 15/2020 de medidas urgentes complementarias para apoyar la economía y el empleo (1), en el que podíamos leer el siguiente párrafo:

«Por último, para garantizar la protección de las personas trabajadoras y seguir atendiendo a las necesidades de conciliación de la vida laboral y familiar en el contexto de la crisis del COVID-19, se prorroga dos meses el carácter preferente del trabajo a distancia, así como el derecho de adaptación del horario y reducción de la jornada.»

A día de hoy (escribo estas líneas a fecha de 23 de mayo) llevamos un mes, desconozco si habrá prórroga, de haberla, por cuánto tiempo será y cuál será la decisión mayoritaria en las empresas con posibilidad de teletrabajo.

Quiero pensar que en su mayoría se respetará la decisión del trabajador de no volver a la oficina si no quiere, pero preveo un grupo importante de empresas sin ese atino. Señoras, señores, estamos en 2020, si tu empresa pertenece a este último grupo, hazte un favor: confía en tu gente.

El carácter preferente no es más que responder a la pregunta: «¿mi trabajo tiene la posibilidad de hacerse desde casa?». En el caso de las empresas la pregunta sería: «¿cuáles de los puestos de trabajo que genera mi empresa pueden llevarse a cabo desde casa?»

Aunque la respuesta parece fácil, va a generar controversia y discusiones en muchos casos. Preparémonos para ello.

El truco está en escuchar las necesidades de la otra persona, empatizar, ofrecer soluciones alternativas y llegar a acuerdos.

Muchas empresas con opción a teletrabajo van a querer a sus equipos de vuelta porque es la forma de trabajar que conocen y es una forma de trabajo que ya saben que funciona. Simplemente les aterra mantenerse en una situación desconocida más tiempo del estrictamente necesario.

Personalmente, lo entiendo. No sé si es porque soy coach profesional y estoy en contacto con ambas partes (trabajadores y empresarios), por ser hija de empresario, por ser autónomo. Desconozco el motivo, pero la realidad es que puedo ponerme fácilmente en la situación de todo el mundo.

Nos asusta lo desconocido, no tenemos estadísticas sobre los resultados anuales que ofrece el teletrabajo, no sabemos comunicarnos sin dar la mano o sin ofrecer una sonrisa; los empleados no saben cuánto tiempo aguantarán esta situación, algunos no saben ni lo que sienten.

Nos toca darle protagonismo a la empatía. ¿Nos escuchamos?

Un recientísimo estudio publicado por Fedea arroja unos datos interesantísimos.

¿Sabías que un 32,5% de la población ocupada en España sería población con capacidad potencial para teletrabajar (2)? ¡Un tercio de la población ocupada! ¿No te parece increíble?

Según el estudio, este valor se sitúa bastante por detrás de Alemania, que alcanza un 56% o Estados Unidos, por ejemplo, que al parecer ronda entre el 37 y el 43 %.

Destaco que estamos hablando de la capacidad potencial de teletrabajo porque, como vamos a ver, la realidad previa a la pandemia era muy diferente.

En España, el porcentaje de la población que teletrabajaba antes de establecerse la preferencia por Ley no llegaba al 5%.

Pero, ¿quieres un dato aún más interesante?

España es uno de los pocos países de la Unión Europea en el que el porcentaje de personas que teletrabajan habitualmente es mayor al porcentaje de personas que teletrabajan ocasionalmente. Un 4,8% frente a un 3,5%.

Esto quiere decir que todavía no nos hemos dado cuenta de los beneficios que tendría teletrabajar uno o dos días a la semana. ¡Y es curioso! Porque una de las mayores dificultades que estoy observando en la adaptación de los empleados a esa modalidad es que «estar todo el día metido en casa se hace difícil».

Sin embargo, en condiciones normales no estaríamos encerrados en casa, los gimnasios estarían abiertos, los colegios estarían abiertos y los bares también. Estar todo el día en casa se está haciendo difícil porque estamos literalmente todo el día en casa, pero teletrabajar en condiciones normales, más aún cuando podría ser uno o dos días a la semana, podría traer unos importantes beneficios: bienestar personal, conciliación, reducción de la contaminación, engagement de la empresa con sus trabajadores, etc. Ya los hemos visto al principio.

Autónomos, a vosotros no os digo nada, muchos ya sabéis lo que es trabajar desde cada y ahora también sabéis lo que se echa de menos el café fuera o las visitas a los clientes.

Desde mi punto de vista, muchas empresas van a preferir que sus trabajadores vuelvan a las oficinas y muchos trabajadores van a querer volver a las oficinas también, recordemos el miedo de las empresas a lo desconocido y la impresión negativa que algunos trabajadores se están llevando del trabajo desde casa como consecuencia de esta situación.

Sin embargo, muchos trabajadores querrán darse la oportunidad de probar qué tal se teletrabaja en situaciones normales y muchas empresas están comprobando que sus equipos rinden igual o mejor desde casa que en la oficina.

De manera que, si bien el teletrabajo no alcanzará todo su potencial, es previsible que sí, en muchos casos ha venido para quedarse.

Entrando en materia.

Ya queda menos para entrar en materia.

Cuando dije que iba a ser largo hablaba en serio.

Hasta ahora te he explicado por qué estoy escribiendo esto: el «¿qué puedo aportar yo?», las ventajas del teletrabajo, hemos hablado de adaptación en el contexto de una crisis económica y de nuestra responsabilidad al respecto, y hemos introducido algunos datos interesantes sobre el trabajo desde casa.

A partir de estas líneas vamos a centrarnos en cómo adaptarnos al teletrabajo, bien en el presente, en lo que podemos hacer ahora, en la realidad que estamos viviendo; bien en el futuro próximo, en qué hacer para adaptarnos a la nueva realidad, a lo que viene.

Quizás estás trabajando desde casa ahora mismo, quizás no, quizás tu próximo trabajo implique trabajar desde casa, quizás no, quizás en 10 años todos tengamos que trabajar desde casa, quizás no.

Si hay algo que la realidad nos ha enseñado es que no importa cuánto nos preparemos. Ella siempre podrá sorprendernos.

Ante esto solo queda la adaptación, a cualquier cosa, y aquí de manera específica estamos hablando del teletrabajo.

Aceptando en 3, 2, 1…

El primer paso para adaptarnos al teletrabajo, mejorar nuestras condiciones personales y profesionales, procurarnos bienestar y lograr que esta nueva forma de vida funcione es aceptar.

Desde mi punto de vista, de hecho, es el primer paso para casi todo.

Puedes no trabajar la aceptación si no te apetece, si crees que no es una actividad productiva, si sientes que estás perdiendo el tiempo; pero déjame decirte algo, afrontar cambios mientras la mitad de tu ser tiene una batalla abierta contra la realidad solo te deja la mitad de tus recursos disponibles para afrontar esos cambios.

No he hecho los cálculos, pero ¿no crees que trabajar la aceptación suena así como más productivo?

Aceptar, ¿aceptar qué?

+ La situación actual, tu respuesta hasta el momento, cada situación que puede darse a partir de ahora y la idea de que pueda durar en el tiempo más de lo que quieres.

+ Las nuevas condiciones de trabajo.

+ Las dificultades a las que te vas a enfrentar.

Como empleado se van a dar situaciones a las que vas a tener que hacer frente. Si no lo has hecho hasta ahora, quizás tengas que habilitar una zona de trabajo en casa; si todavía no te has dado cuenta, la silla del comedor no funciona; si lo estabas retrasando, quizás es buen momento de aceptar que las dificultades que habías observado no son tan pasajeras como creías.

Autónomo, ¿qué vas a necesitar aceptar tú? Incertidumbre, crisis, quizás la idea de trabajar por mantener tu proyecto a flote en lugar de trabajar por hacerle crecer. Bajadas de ánimo, adopción de nuevos hábitos necesarios para ti y tu trabajo, necesidad de predecir, de adelantarte. Todo lo que se te ocurra que vas a tener que hacer en los próximos meses pasa previamente por aceptarlo, abrazarlo y, ya después, responder a ello.

Empresario, vamos contigo. Aceptar la situación va a ser todo un reto para ti también, pero eres creador de empleo, muchas personas confían en ti, empezando por tus trabajadores y continuando por todos los que aman tus productos o servicios.

Acepta la situación porque es tiempo de probar. Las medidas tomadas hasta ahora han sido una reacción, quizás las tomaste sin tiempo para valorar cuál era la mejor opción; pero las cosas se están calmando y tú vas a tener que aceptar todo lo ocurrido para poder hacerte responsable de ello y responder como se espera de ti.

Es tiempo de evaluar.

Acepta lo que hay, porque pronto aparecerán nuevos retos. ¿Está tu empresa preparada para una petición masiva de teletrabajo? ¿Tienes la estructura? ¿Los procesos? ¿Los equipos? Y, lo más importante, ¿tienes la confianza?

Aceptar es el paso previo a todo, de verdad, no importa cuál sea tu función en esta maquinaria que conformamos todos: acepta y trabaja, en ese orden.

¿Y ahora qué quieres hacer?

Una vez que has aceptado la situación, con todas sus dificultades, estás en disposición de entrever que, además, viene con un montón de oportunidades.

El teletrabajo, sea algo que se ha elegido o algo que viene impuesto, trae consigo una serie de retos a los que nos vamos a tener que enfrentar sí o sí: la soledad, la falta de concentración, las dificultades derivadas de nuevas tareas y nuevos procesos, etc.

Y sí, claro, toca aceptar que todas esas dificultades vienen con su dosis de frustración, con los berrinches que procedan, con la desesperación, con el miedo, con el estrés y la ansiedad.

Pero es que la magia de la aceptación es que cuando se ha aceptado de verdad, es decir, cuando has entendido (cabeza) que las cosas son como son porque no están siendo de otra forma y, además, te sientes en paz con ello (corazón), entonces, y solo entonces, se abre todo un mundo de posibilidades.

Da igual si eres empleado, empresario o autónomo, ahora estás preparado para pasar a la fase de decidir qué quieres hacer como profesional.

Vas a observar qué opciones tienes, qué oportunidades hay de mejora y cuáles te llenan el alma. Sí, has leído bien, ¿cuáles de las opciones que se te presentan te traen la sensación de tener alineadas cabeza, corazón y manos?

Dejando al margen que el teletrabajo ha venido de la mano de un momento histórico muy triste que recordaremos con incredulidad, la realidad es que en el tema que nos ocupa supone una increíble oportunidad para demostrar que trabajar desde casa es posible, y que además trae consigo numerosas ventajas.

Cada uno de nosotros, como profesional, tiene ante sí una oportunidad invaluable de evolución, de desarrollo, de aprendizaje… Al final, de cambio, en cualquier sentido.

Y el cambio, aunque nos cueste, siempre es sinónimo de crecimiento.

“El cambio no es el final de nada, sino el principio de todo”.

Eva Collado Durán

Pues bien, ¿qué quieres hacer con tu situación? ¿Cómo vas a afrontarla? ¿Te vas a hacer responsable de ella y del trabajo que requiere? ¿Vas a sumirte en la queja y a alimentar esa parálisis?

Responsabilidad vs. victimismo, si me meto aquí estaré escribiendo hasta finales de septiembre.

¡Ocúpate! Eso es a lo que quiero invitarte.

Cada uno de nosotros tiene una situación muy particular a la que hacer frente. Como empleado, empresa o autónomo, vamos a necesitar diseñar acciones encaminadas a la consecución de nuestros objetivos.

Últimamente he tenido contacto con metas de todo tipo:

+ Quiero adaptarme al teletrabajo porque me permite levantarme más tarde por la mañana y pasar más tiempo con mis hijos.

+ Quiero mantener a la plantilla teletrabajando porque están dando el 120%, corren menos riesgos, estamos llegando a todo y mi objetivo del año que viene es no tener que despedir a nadie. (Esto es real, fuerte ¿no?)

+ Quiero aprender a escuchar a mi modelo de cliente, aprender qué necesita, cómo puedo ayudarle y cómo comunicarme con él, quiero poder estar ahí si me necesita.

¡Hay tantos lugares a los que la gente quiere llegar! ¡Tan buenos deseos! ¡Tan beneficiosos para la economía!

En el contexto de la adaptación, dime: ¿Cuál es tu objetivo? ¿Y qué estás dispuesto a hacer para lograrlo?

Teletrabajo: ¿cuestión de adaptación?

Sin duda la adaptación es particularmente importante en lo que al teletrabajo se refiere, diría que es esencial, más no es la esencia.

¿Por qué es esencial? Porque si normalmente adaptarse es necesario para continuar, para avanzar, ahora es un imperativo. Si el mundo cambia, tú tienes que cambiar (guiño a mi querida Eva Collado). Es naturaleza, es profesionalidad… Ya lo dijo Darwin, la evolución de la especie se produce con la adaptación al medio. Y, de la misma forma, adaptándonos cambiamos y esos cambios suponen un desarrollo personal, profesional y espiritual.

La realidad no se va a adaptar a ti, a mí, a tu empresa, a tus clientes, no; todos nosotros tendremos que adaptarnos a ella.

Vamos a necesitar adaptar la forma en que tenemos de trabajar, adaptar los objetivos que teníamos, los hábitos, ¡hasta nuestro propósito de vida! Todos y cada uno de los puntos de mejora que observes requerirán de una adaptación, ábrete a la oportunidad y no te quedes en la queja.

Para adaptarte vas a necesitar:

+ Aceptar, ya lo hemos visto.

+ Identificar las dificultades.

+ Encontrar la oportunidad de mejora.

+ Establecer estrategias.

Pues bien, antes de pasar a la identificación de las dificultades, quiero apuntar brevemente una teoría sobre cómo adquirimos nuevas habilidades (muy conveniente en este momento).

Información, formación y entrenamiento.

Me gusta muchísimo este esquema sobre la adquisición de competencias y habilidades porque lo veo completo, visual, real y, además, nos invita a sacar el foco de nosotros mismos por un momento.

En aceptación, adaptación, autoconocimiento, gratitud, etc, todos esos conceptos de los que yo suelo hablar y que me parecen tan importantes, mantenemos constantemente el foco en nosotros mismos. En lo que nosotros podemos hacer, en la capacidad que tenemos de responsabilizarnos del proceso, en nuestra respuesta.

Y está muy bien, creo verdaderamente en estos conceptos y creo verdaderamente en el poder personal, soy coach, no podría ser de otra forma.

Sin embargo, precisamente porque soy coach, vivo cada día viendo como las personas despliegan su potencial de la mano de un profesional, adquiriendo conocimientos en distintas formaciones, en distintos libros, ¡cómo restar importancia al apoyo que podemos buscar fuera!

En la teoría de la información, formación y entrenamiento, se dice que para poder adquirir una habilidad necesitamos obtener información sobre ella. Una forma de obtener información es, por ejemplo, leyendo este artículo, buscando sobre el tema en otros blogs, viendo una TEDx Talks, lo que se te ocurra.

Además, puedes querer recibir formación al respecto, imagina que en el siguiente punto identificas como dificultades la falta de concentración, una mala gestión del tiempo, mala organización de tareas ahora en el entorno digital, ¡lo que sea!

¿Crees que te ayudaría recibir una formación al respecto?

Ya te lo digo yo: sí.

En determinados aspectos seguro que no es necesario, pero en otros muchos te ayudaría a adquirir una serie de conocimientos que no tienes y que te permitirían probar acciones nuevas. ¿Quién sabe qué nuevas habilidades puedes desarrollar gracias a una formación?

Después de informarte y formarte, viene el entrenamiento.

Se aprende haciendo. De nada sirve atesorar conocimientos si no los ponemos en práctica. Tarde o temprano se olvidan y, si no has interiorizado las ideas, simplemente no estarán en tus opciones de actuación. Y no pasa nada, ¿te imaginas que recordases absolutamente todo lo que has aprendido hasta ahora?

Me duele la cabeza solo de pensarlo.

En fin, sigo. El entrenamiento nos permite desarrollar esas habilidades que hemos entendido y aprendido. Adoptamos la competencia de actuar de forma natural de acuerdo a esa nueva habilidad.

¿Y esto como se hace? Actuando conscientemente durante un tiempo, poniendo el foco en el objetivo de ser o responder de determinada manera, hasta que, por la repetición, pasa a formar parte de nosotros y lo hacemos de manera inconsciente o, al menos, sin esfuerzo.

En cualquiera de los tres puntos resulta de mucha utilidad estar acompañado de un coach, pero si se me permite el consejo, en este último, el entrenamiento, puede llegar a ser imprescindible (si se quiere un rendimiento óptimo). En este sentido «la labor del coach consiste en proponer los ejercicios necesarios para el desarrollo y establecer programas para su seguimiento. Sin la ayuda del coach es fácil adquirir defectos y vicios que pueden dificultar el desarrollo adecuado de la competencia». (3)

Observa, ¿qué está fallando?

Identificar las dificultades es fundamental para la adaptación. Simplemente, es imposible adaptarse eficazmente a una situación si no sabemos cuáles son los cambios que tenemos que efectuar para ello.

Si no sabes dónde está el problema, ¿cómo quieres hacer algo para solucionarlo?

Abre los ojos, agudiza tu inteligencia emocional, estamos hablando de teletrabajo, ¿en qué punto encuentras el bloqueo? ¿Qué está fallando?

En coaching decimos que la calidad de tus respuestas depende directamente de la calidad de tu observación y que esta, para que sea lo mejor posible, debe ser objetiva, estar libre de juicios, valorando desde distintas perspectivas, profundizando en los detalles, en fin, lo que hacemos en coaching.

Empleado, empresario o autónomo, tú decides cómo quieres vivir este proceso, tan solo déjame decirte que de la mano de un profesional es más efectivo.

Continúo.

¿Qué te está suponiendo un reto?

+ Problemas de comunicación derivados de la conectividad, falta de aplicaciones idóneas o auriculares cómodos, necesidad de contacto humano.

+ Falta de concentración causada por el estrés, entorno inadecuado, conciliación, distracciones como el teléfono o la nevera.

+ Desmotivación, desgana, imposibilidad de continuar con los hábitos de siempre o de adoptar nuevos hábitos necesarios.

+ Falta de confianza, imposibilidad de delegar, necesidad de tener todo bajo control (incluidas las personas).

+ Preocupación, diversidad de tareas, falta de un espacio concreto de trabajo, necesidad de cambio de estrategias.

+ Falta de procesos adecuados a las nuevas necesidades, necesidad de cuidar al empleado en la distancia, riesgos laborales.

+ Dificultad de adaptación a la nueva rutina, horarios que no se cumplen, desorganización o desorden físico o de tareas.

+ Sedentarismo, dolores de espalda y cuello, fatiga visual, estrés.

¿Identificas alguno de estos? ¿Podrías listar todos los “problemas” que observas?

Pasemos al último punto: las estrategias.

El cambio: establece las estrategias necesarias.

En función de las dificultades que hayas encontrado, habrás de configurar unas estrategias u otras, en un orden u otro, y con distintos niveles de importancia.

Darle prioridad a la resolución de uno u otro conflicto depende de tus necesidades, los de tu familia, o los de tu empresa o proyecto.

Aquí van algunas ideas.

1. Procúrate un espacio específico para trabajar, no todo vale.

No creas que no soy consciente de que muchas personas no pueden elegir un espacio y prepararlo para trabajar porque, simplemente, no disponen de metros cuadrados suficientes; pero merece el esfuerzo buscarlo, aunque no tengamos éxito.

Trabajar en un ambiente de trabajo nos ayuda a concentrarnos mejor, nos invita a la desconexión cuando nos alejamos de él y ofrece la posibilidad de adecuarlo con unas condiciones mínimas (silla ergonómica, luz adecuada, etc).

Además, «sería conveniente que dispusiera de luz natural, y que el ruido, tanto externo como de la casa, fuese el menor posible. Recordemos que el ruido puede ser un factor de estrés importante, y que la luz natural ayuda disminuir el riesgo de fatiga visual.» (4)

2. Mantén el entorno ordenado.

Esto es, sobre la mesa únicamente lo que necesitas para la tarea que estás realizando en el momento. Recoge las tazas de café que te tomas. Llena tu botella de agua. Si estás en el dormitorio, haz la cama. Si estás en el salón, procura que todo esté en su sitio.

¿Sabías que el cerebro se distrae cuando hay muchas cosas en su campo de visión? Nuestro cerebro está constantemente registrando imágenes, todo lo que ve lo mantiene en observación aunque tú no te des cuenta. Esto provoca que, si tienes muchas cosas sobre la mesa o el espacio está desordenado, él, además de intentar concentrarse en la tarea que tienes entre manos, está tratando de registrar toda esa información que recibe de la vista periférica.

3. ¡Quítate el pijama!

«Confía en mí. Trabajar en pijama es buena idea solo cuando vas a trabajar desde casa de manera esporádica –una semana por algún motivo, días sueltos…-, pero si el plan es trabajar desde casa dos meses o de forma indefinida, algo que vas a necesitar hacer es quitarte el pijama antes de empezar la jornada.

No es necesario que te vistas con una camisa y pantalones vaqueros, quizás ni siquiera te resulta cómodo. Un chándal, una sudadera, cualquier cosa diferente a la ropa con la que has dormido sirve». (5)

4. Minimalismo.

No sabemos si el teletrabajo ha venido para quedarse o no, pero mientras tengas la oportunidad de mantenerlo, y quieras hacerlo, darle una vuelta al concepto de minimalismo puede ser realmente útil.

Mi recomendación es que dediques un día a deshacerte de cosas.

Vas a pasar mucho tiempo en casa, ¡ya llevas dos meses! ¿No crees que sería beneficioso para ti y tu tranquilidad tener menos cosas que ordenar, que limpiar, de las que estar pendiente?

5. Crea un ambiente inspirador.

Tú sabrás qué es inspirador para ti, yo lo tengo claro: hilo musical de jazz instrumental, alguna vela, humidificador…

Pregúntate qué puedes hacer para que tu entorno te inspire e invierte en ello.

6. Objetivos bien definidos.

El éxito del teletrabajo pasa necesariamente por concretar bien cuál es el objetivo o los objetivos del día, el objetivo personal que tienes teletrabajando y el objetivo o propósito del hecho de trabajar a distancia.

Si trabajas desde casa para estar más cómodo y no ponerte en riesgo, ten presente la idea de trabajar con comodidad y evitar ponerte en riesgo en otras situaciones. De lo contrario estarías echando tierra sobre tu propio tejado.

Del mismo modo, habrás de tener muy presente los objetivos diarios del trabajo en sí mismo, el horario (¡ojo con pasarse!), la casa, asuntos personales, etc.

7. ¿Qué hacer con las interrupciones?

Pues lo que puedas. Es evidente que en un entorno con niños, si es tu caso, hay cosas que no puedes controlar y a la sociedad (y a tus superiores) le toca entenderlo. Eso sí, te invito a poner de tu parte, ya no solo por tu desempeño en el trabajo, si no por ti.

Tratar de concentrarse cuando hay muchas interrupciones genera frustración y estrés, es como una lucha constante contra algo con lo que no se puede hacer nada. Acéptalo, hay cosas que no vas a poder evitar y tendrás que navegar ese mar así; pero si hay algo que puedes hacer, simplemente hazlo.

8. ¿Distracciones?

Seamos sinceros, de las veces que te distraes ¿cuántas veces son por interrupciones externas y cuántas son porque has cogido el móvil, has abierto YouTube o has ido a la nevera?

Si crees que te cuesta concentrarte, tendrás que tomar cartas en el asunto. ¿Recuerdas lo de la información, formación y entrenamiento? ¡Pues este es el típico problema que se trabaja así!

9. Si tu problema son las expectativas…

Termina el día y “no has hecho nada”. Típica frase que utilizamos cuando el problema realmente no es el tiempo, sino las expectativas.

Observa qué esperas de ti y de tu rutina, observa qué haces en todo el día y dime si es cierto eso de que “no has hecho nada”. Seguramente no. Has hecho mil cosas, lo que ocurre es que hay dos o tres cosas importantes que querías hacer y no has hecho.

Ajusta tus expectativas. Busca las razones por las cuales no llegas a ellas y establece estrategias al respecto.

10. Quizás necesitas nuevos hábitos que te echen una mano en este cambio.

El simple hecho de teletrabajar ha removido por completo tu rutina y esto va a necesitar adaptación en muchos sentidos.

Algunas estrategias que pueden ayudarte son, por ejemplo, continuar haciéndote la comida por la noche o cocinar un día para toda la semana. Si pensabas que cocinar diariamente era una de las ventajas de teletrabajar y te estás dando cuenta de que no te funciona… ¡Cámbialo!

Hay personas a las que les ayuda muchísimo poner una lavadora a media mañana porque le sirve de desconexión del trabajo, pero otras lo ven como una distracción, no les resulta verdadero descanso y les agobia. Observa cómo estás compaginando las tareas del hogar con tu trabajo, quizás hay algo que modificar y no te has dado cuenta.

11. ¿Tienes gente a tu cargo? Te toca cuidarles más que nunca.

Las estrategias para un mejor teletrabajo no solo van dirigidas a que cada uno se procure una mejor experiencia en casa. Las empresas y todas las personas que dirigen equipos tienen mucho que hacer, y además, una oportunidad inmensa para poner en valor su propio trabajo o su propia empresa.

Empatía, comunicación, comprensión, compasión, son algunos de los conceptos que toca trabajar a nivel personal para ser un mejor líder.

Empresas y profesionales van a tener que invertir en formadores y coaches que faciliten esta adaptación. ¿Has pensado en talleres virtuales para trabajar el ambiente del equipo? ¿Qué tal un coach que acompañe al líder en esta importantísima tarea?

12. Reuniones virtuales, cuestión de costumbre.

Una reunión siempre ha tenido que ser preparada para que sea eficaz y ofrezca los resultados esperados, pero ahora más que nunca es necesario tener claros los puntos a tratar, respetar el turno de palabra, acotar la duración, etc.

Si haces reuniones diarias para hacer un repaso de la jornada «se recomienda establecer una rutina y una hora concreta para esas reuniones, enviar la convocatoria especificando el objetivo de cada reunión, concretar la duración de la misma, pedir concreción y agilidad, ser muy preciso, pero no ser distante, observar cómo está cada persona y qué energías hay en el ambiente, pedir ideas y propuestas y redactar un acta». (6)

13. Etc.

Sería imposible listar todas las posibles estrategias para lograr un mejor teletrabajo porque las acciones a llevar a cabo dependen de las dificultades de cada persona y también de cada empresa, de los medios que dispone, de los recursos, de la personalidad, etc.

Te animo, seas empleado, seas autónomo o tengas una empresa, o equipos a tu cargo, a que observes bien qué dificultades encuentras y cómo puedes superarlas. Infórmate, fórmate si es necesario y pide, o contrata, un coach.

Parece que no es buen momento para invertir, pero la experiencia de teletrabajo puede cambiar notablemente, el ROI del coaching en entorno empresarial es muy difícil de medir (por la cantidad de variables que concurren), pero se habla de entre el 300 y el 700%. (7)

Además, más allá de la ganancia directa obtenida, no podemos ignorar el hecho de que mejora el bienestar del empleado y su entorno, y con ello, se obtienen beneficios indirectos derivados de este bienestar general.

Así que, ya sabes, si eres un particular con interés en mejorar la experiencia del teletrabajo y de la propia vida, analiza la posibilidad de contratar un coach. Si eres autónomo, con mayor motivo. Si eres una empresa, valora la posibilidad de tener un coach en plantilla o un colaborador externo disponible para tus empleados: estarás cuidando a tu gente, a tu empresa y al futuro de todos ellos.

Mención especial: riesgos laborales.

El teletrabajo conlleva una serie de ventajas muy difíciles de ignorar y es por ello que, desde mi punto de vista, sí ha venido para quedarse en muchos casos. Sin embargo, no todo podían ser ventajas y, en ocasiones, puede ser un arma de doble filo.

Diversas publicaciones sostienen que los principales riesgos laborales a los que nos enfrentamos trabajando desde casa son: trastornos musculo esqueléticos, fatiga visual, los derivados de la organización del trabajo en casa y el aislamiento social.

Además, de una forma u otra nos enfrentaremos a accidentes laborales y enfermedades profesionales, y por tanto nos enfrentamos al reto de resolver situaciones que hasta ahora no eran comunes en nuestra sociedad.

Sin entrar demasiado en materia jurídica, simplemente conviene ser conscientes de la dificultad que va a suponer diferenciar un accidente laboral de uno doméstico, cuando antes era tan sencillo como saber si te había ocurrido en casa, en la oficina o en el coche de camino al trabajo.

En relación a la enfermedad profesional, se cuestiona quién sería el responsable de la misma en un trabajador que lleva años ejerciendo desde casa. Actualmente hay enfermedades que se entienden derivadas de la actividad laboral cuyos responsables en muchos casos son las empresas porque se entiende que el deterioro ha ocurrido en el lugar de trabajo. Y que, con el trabajo a distancia, se tendrá que discutir a cargo de quién queda el tomar las medidas necesarias para que estas no ocurran.

Por otro lado, y aquí dejamos este punto, pese a la presunción general de laboralidad de los accidentes, al final le toca al trabajador demostrar si el accidente fue laboral o doméstico. No sé mucho sobre el tema, hace años que me aleje de la responsabilidad civil, pero si te pasa algo: haz muchas fotos.

En caso de que seas empresa -empresario, quiero decir-, no puedes controlar el espacio de trabajo de tus empleados, pero puedes mantener una campaña de concienciación. Puedes enviar emails, organizar charlas o hacer videos sobre la importancia de que su espacio ha de ser seguro.

Puedes informarles sobre todo esto que te estoy contando y hacerles ver que los riesgos laborales son más que ese pequeño curso que tuvieron que hacer en su momento y del que, seguro, no recuerdan nada. Los riesgos laborales hablan de deterioro en la vista, de trastornos importantes en la musculatura de la espalda, de problemas de circulación, de estrés crónico y todas las enfermedades derivadas del mismo, de salud mental en general…

Más allá de la responsabilidad jurídica de un accidente o una enfermedad, tienes el deber ético y moral de velar por el bienestar de tus trabajadores en la medida en que te sea posible. Reenvíales este artículo, envíales información útil sobre el teletrabajo, sobre la organización del tiempo, sobre la importancia de la actividad física, en fin, haz lo que esté en tu mano para cuidarles y que se sientan cuidados.

Por último, hablemos de las consecuencias psicológicas del teletrabajo.

«Se trata aquí de las consecuencias psicológicas del aislamiento o de las derivadas de la libertad de distribución del horario laboral, puesto que, aunque a primera vista parece muy atractivo poder organizar libremente el horario de trabajo durante los siete días de la semana, en la práctica se convierte en una actividad laboral sin límites temporales que puede sobrecargar al empleado.» (8)

Se mencionan a menudo el estrés y el aislamiento social, y me permito añadir otras emociones o sensaciones que quizás son más fácil de identificar: frustración, desmotivación, preocupación, tristeza, desesperanza, miedo, bloqueo, desconcentración, ansiedad, enfado o ira, impotencia, desmotivación, desgana, cansancio, sueño…

Con esto hay mucho trabajo personal que hacer por parte de cada uno de nosotros y mucha salud mental que promover por parte de las organizaciones.

En general, puedo recomendarte:

+ Mantén el contacto con tus compañeros de trabajo o con una comunidad de emprendedores, si es tu caso.

+ Establece cuál es tu horario de trabajo y no permitas que el hecho de trabajar desde casa se convierta en un “estoy disponible 16 horas al día”.

+ Haz descansos.

+ Cuida tu alimentación y no olvides beber agua.

+ Pasea, la actividad física es muy importante para la salud mental.

+ Si es necesario, busca un profesional adecuado. A lo largo del texto he recomendado en varias ocasiones el coaching, tanto para empleados, como para autónomos, como para la propia empresa; pero no descartes la posibilidad de buscar apoyo psicológico, o de otro tipo, si crees que puede mejorar tu experiencia actual.

+ Practica meditación.

+ Observa qué te produce estrés y trata de trabajar sobre ello.

+ Desconecta de la tecnología, ahora más que nunca. Menos redes sociales, menos teléfono en general, menos televisión y más lectura, más hobbies como la música, la pintura o la escritura, y más tiempo sin hacer nada.

Conclusiones.

Después de:

+ Realizar la investigación sobre la situación del teletrabajo en España.

+ Buscar información relevante sobre riesgos laborales cuando el trabajador desarrolla la actividad desde su casa.

+ Recordar el esquema de adaptación: aceptación y trabajo.

+ Refrescar el esquema de adquisición de habilidades de liderazgo: información, formación y entrenamiento.

+ Y listar nuevamente las recomendaciones o consejos generales que, desde mi experiencia, son beneficiosos para un mejor teletrabajo: más equilibrado, más respetuoso con el individuo y más humano.

Las conclusiones que extraigo y que quiero compartir contigo son:

+ El teletrabajo sí ha venido para quedarse, no en el 100% de los casos, pero sí en un alto porcentaje de las personas que han tenido la oportunidad de probar la modalidad.

+ Las empresas deben prepararse para la petición de teletrabajo que van a recibir, deberán evaluar los resultados obtenidos en confinamiento teniendo en cuenta las dificultades enfrentadas por cada trabajador.

+ Tener las condiciones adecuadas para teletrabajar no dependen íntegramente de la persona, en ocasiones esto supone un espacio y un gasto que no se puede asumir.

+ Por tanto, algunas empresas deberán evaluar la posibilidad de ofrecer equipos y accesorios a sus trabajadores, en la medida que les sea posible.

+ La adaptación, en general, necesita de una aceptación previa de las dificultades enfrentadas o por enfrentar.

+ La adaptación requiere del análisis de la situación, la búsqueda de las dificultades y el establecimiento de estrategias que busquen salvar esos obstáculos y anticipar y solucionar nuevos problemas.

+ La nueva normalidad no existe todavía, no sabemos cómo va a ser, no sabemos cómo tendremos que adaptarnos a ella o cuántas veces tocará readaptarse a nuevos cambios.

+ La prevención de riesgos laborales debe revisarse exhaustivamente, requiere un nuevo enfoque, nuevas recomendaciones y distintas formas de control.

+ Las empresas deben cuidar más que nunca su capital humano. La contratación de coaches, formaciones, talleres, mailing, etc, debe convertirse en el habitual de todas las organizaciones.

+ La contratación de un coach, bien sea por el propio empleado a nivel particular o por la empresa para sus trabajadores, puede conllevar una mejora en la experiencia de la persona, su bienestar y su rendimiento en el trabajo.

+ En el mismo sentido, tanto a nivel particular como a nivel organizacional, cobran protagonismo las formaciones en habilidades directivas o de liderazgo, tales como comunicación asertiva, gestión del tiempo, mindfulness, etc.

Gracias por llegar hasta aquí.

Si tienes alguna duda o sugerencia, o crees que puedo ayudarte en algo, por favor envíame un email a: hello@spiritualmood.com.

Fuentes:

(1) https://prevencionar.com/media/2019/04/Teletrabajo.-Riesgos-y-medidas-preventivas.pdf

(2) https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2020-4554

(3) http://documentos.fedea.net/pubs/ap/2020/ap2020-08.pdf

(4) Pablo Cardona y Pilar García-Lombardía, 2005. Cómo desarrollar las compentencias de liderazgo. Navarra (España). EUNSA

(5) https://www.sesst.org/wp-content/uploads/2017/04/teletrabajo-Comunidad-madrid.pdf

(6) https://www.objetivobienestar.com/trabajar-casa-como-pro_42025_102/897084.html

(7) https://www.equiposytalento.com/talentstreet/noticias/2020/05/20/como-gestionar-mejor-a-tu-equipo-durante-el-teletrabajo/4064/

(8) http://libraryofprofessionalcoaching.com/wp-app/wp-content/uploads/2015/07/3-1_IJCO2005315362Phillipsfin.2.pdf

(9) https://www.ionos.es/startupguide/productividad/accidentes-laborales-y-teletrabajo/

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