Podríamos pensar que cuando no se puede, no se puede; incluso podríamos pensar que “no nos ha tocado ser así” o que no creemos en esas tonterías. Que la espiritualidad es para hippies, como solía pensar yo. En fin, podemos pensar tantas cosas sin sentido como minutos tengamos libres y, aunque profeso respeto por todo tipo de opiniones, en esta ocasión en lugar de asentir y callar, voy a invitar a todo el que no crea en la magia de la buena actitud, que la practique y luego comente.
Un poco agresiva esta introducción creo.
Lo que trato de explicar es que la espiritualidad está llena de conceptos etéreos difíciles de creer y aún más difíciles de ver, y que contra eso, contra la ceguera del humano, no podemos hacer nada, sólo podemos invitar a experimentar y luego conversar. Ergo, no critiques, no oprimas y no obligues a creer en algo a alguien, sólo porque tú crees en ello y sabes que es bueno; esa forma de educación, más cerca del adoctrinamiento que de la belleza de enseñar, no es correcta. ¿A cuántos de nosotros se nos enseñó a rezar antes de explicarnos qué es el rezo o qué es Dios?
A mi todavía nadie me ha explicado ninguna de esas dos cosas, ¿en qué clase de católica querían convertirme?
Comparto aquí esto, con esta visión y esta redacción más o menos acertada, sólo para poder expresar en qué creo, que tú puedas leerlo y practicarlo, si te apetece. Si no te apetece, quizás puedas leerlo y escribir un comentario del tipo de “deja de decir sandeces” o ¿qué sé yo? ¿Qué más da? Si te apetece probarlo, solo tendrás que leer atentamente, grabar los ejemplos y poner en práctica lo que te voy a contar, ¿quién sabe? ¿Quizás veas todo como yo lo veo? O quizás sólo veas parte. Quizás veas una forma distinta de entender la espiritualidad aún más completa y más dichosa… ¡Qué alegría! Si es así compártelo conmigo, ¡vine a la vida a aprender!
Índice
Espiritualidad
La espiritualidad es un concepto difícil de entender y aún más difícil de explicar. La espiritualidad no es una religión, tampoco creo que sea una forma de entender la vida (o sí, la verdad es que tengo mis dudas), es más bien como un estado del ser en el que comprende y empieza a ver la realidad de un modo distinto.
Quizás sea un grado de madurez superior y en otro sentido, es decir, imagina un niño que va madurando, su madurez toma forma a través de un camino: considero que la espiritualidad es como una rama de ese camino. La madurez personal-terrenal tiene que llegar (debería llegar) de igual forma, pero hay personas que se sienten llamadas a tomar ese camino espiritual y cuando llegan a esa meta, su madurez terrenal se acelera, es como si debiéramos RedBull.
En ocasiones las personas llevan estilos de vida más terrenales y pragmáticos, y nunca se sienten llamados a explorar la espiritualidad; esto es perfectamente válido y comprensible, la espiritualidad conlleva experimentar una serie de sensaciones y cambios para los que no estamos preparados y recibirlos no siempre es tarea fácil.
Hay personas que empiezan a experimentar esos cambios con extrañeza y lógica, es decir, primero se sienten raros y luego encuentran una perfecta explicación para lo que les está ocurriendo o les ha ocurrido; esto puede repetirse una y otra vez a lo largo de la vida y nunca llegan a pensar que en su camino había unas salidas que podían tomar y explorar. A veces no interesa, a veces asusta, la realidad es que toma tiempo y trabajo, y hoy en día no estamos para derrochar ni uno ni otro.
Ahora imagina una persona que se siente inquieta, en su vida pasan cosas a las que quiere encontrarle explicación, pero las explicaciones posibles no le sirven, son insuficientes y pobres. El típico niño de 3 o 4 años y sus infinitos porqués es un perfecto ejemplo. “Te conocí porque me fijé en ti ese día, me fijé en ti porque llevabas una camisa muy blanca, fui a la cafetería porque mi amiga me animó” y empezamos ¿por qué me animó? Si yo no quería ir ese día, ¿por qué fui? Porque fulanita me lo dijo, ¿por qué me lo dijo? Porque le pareció buena idea, y ¿por qué le pareció buena idea?
Aquí es donde hay dos tipos de personas:
- Los que responden: “chica no les des más vueltas, fuiste porque te invitaron”.
- Los que piensan: “quizás algo movió a tu amiga para insistir en que fueras y por eso es que terminaste conociendo a esa persona” (tu mejor amiga, tu pareja, tu inversionista, quién sea).
Yo era radicalmente de los primeros y en apenas tres años son desgarradoramente de los segundos; la toma del camino depende y no depende de uno mismo. En realidad la decisión la toma uno, pero la puerta se la abren otros. Quizás por eso tu pareja no comparte tus creencias o tu madre te reprocha que dices tonterías; si nadie les llama, no tienen ninguna llamada que atender.
Si a ti tampoco te han llamado y no tienes nada en lo que creer, no desesperes, no todo el artículo va a ser así. Sólo quería hacer un guiño a todo el que ha venido hasta aquí y ya conoce las ventajas de practicar todo cuanto voy a comentar a continuación.
Regalos para tu alma
Esto que voy a redactar a continuación es la descripción y punto de vista personal sobre una serie de cuestiones que puedes practicar y que llegarán a tu interior como regalos, regalos frescos y llenos de luz.
Se trata de seis buenas acciones cuya práctica diaria provoca un cambio radical en tu día a día, es la magia de la espiritualidad llenando de luz tu interior, y esta luz que te invade también te cubre e ilumina tu ambiente modificando la realidad. Tú mismo te puedes dar cuenta, pasado un tiempo, de que tu realidad es distinta aún siendo la misma.
Hoy hablaremos de la consciencia y, a lo largo de las próximas semanas, trataremos los otros cinco regalos.
Consciencia
La consciencia es un estado mental en el que no sólo se ve lo que está ocurriendo, sino que se siente. Se percibe lo que está pasando con todos los sentidos y uno es capaz de sentirse dentro de su cuerpo en el lugar en el que se encuentra y haciendo exactamente lo que está haciendo. Es complicado de ver si no se ha experimentado, pero es similar a una foto con efectos ópticos: ves la imagen y hay algo muy claro, ves lo que hay o simplemente no ves nada y de pronto alguien te señala otra realidad y te preguntas cómo podrías no verlo antes si estaba clarísimo. En ese instante no sólo cambia tu realidad sino que cambia para siempre y no eres capaz de verlo de otra manera.
Cuando era muy pequeña me pasó algo que he recordado siempre y es probable que jamás olvide porque fue la primera vez que experimente un realize de estas características (utilizo el anglicismo porque es perfecto para expresar lo que quiero expresar, que es “darse cuenta de”, en una sola palabra). Debía tener 7 años, estaba en clase de cualquier cosa (conocimiento del medio o lengua o religión, no lo sé) y miraba atentamente a la pizarra. Me imagino que será difícil de creer pero me quedé absorta observando la pizarra, dejé de escuchar lo que ocurría a mi alrededor y de pronto sentí cómo mi responsabilidad de estudiar me acompañaría eternamente pues era “lo que debía hacer”. Fui consciente de por qué me encontraba en un colegio, por qué no estaba jugando y por qué de ahí en adelante de lunes a viernes nunca jugaría a esa hora, porque siempre estaría cumpliendo con mi deber, que era estudiar.
Pestañee. Y mi consciencia se esfumó. Nunca más pude experimentarlo de nuevo, pese a recordar perfectamente lo que había sentido. Veinte años después no he conseguido reproducir ese estado y, por tanto, tampoco he sido capaz de percibir mis obligaciones de una forma tan clara, gentil y llevadera.
Me imagino que la inocencia infantil y una cabeza vacía y preparada para ser pincelada es más propensa a este tipo de experiencias que una cabeza llena (hasta arriba) de conocimientos que emplear, obligaciones, responsabilidades, tareas por hacer, preocupaciones, etc. Y es por ello que nos resulta tan sumamente difícil experimentar esos realize cuando somos adultos. Pero, aunque es difícil, no es imposible y tú mismo puedes practicar tu consciencia hasta obtener sensaciones similares de saber exactamente dónde estás y por qué.
Probemos con esto:
Busca un lugar silencioso de tu casa lejos de la televisión, el móvil, la tablet, etc (a ser posible silencia todos esos aparatos), pon una manta doblada debajo de ti y siéntate en la postura del loto (como un indio). Relaja tus manos sobre tus rodillas con los dedos índice y pulgar juntos, yérguete y cierra los ojos. Chequea cómo está tu respiración sin modificarla, sólo date cuenta de cómo está, si es rápida o lenta, agitada, entrecortada, pausada, ¿cómo está? Mantén tu atención en esa respiración y trata de alargarla un poco para que sea un poco más lenta.
Cuando estés relajado visualízate llegando a ese lugar, cómo dejaste el teléfono en otra estancia, cómo colocaste tu manta, cómo te sentaste, te ubicaste y llegaste ahí. Siéntete dentro de ti tomando consciencia de tu día y de cómo todas tus acciones te llevaron a ese momento.
Siente quién eres, identifícate como ser viviente, consciente de tu respiración y permanece en ese lugar un tiempo, el que puedas, si son dos minutos está bien, también están bien cinco o diez. Cuando vayas a salir de tu meditación, trata de hacerlo de forma pausada y sin incorporarte a tus tareas con energía, permite que la relajación te acompañe un rato.
La consciencia es un regalo que la vida da a algunas personas, siéntete privilegiado sólo por el hecho de haber sentido curiosidad por saber qué es y cómo se logra. Es posible que tu puerta se haya abierto o te la hayan abierto y por eso quieres experimentar una de estas cuestiones espirituales.
Siéntete tranquilo y afortunado, querer saber sobre consciencia implica uno de los mejores grados de espiritualidad; hay creyentes que no practican la consciencia en lo absoluto y por ende no experimentan con plenitud ese don que la vida les ha dado, el don de la fé.
Agradecimientos
Gracias por haber llegado hasta aquí y gracias por formar parte estos artículos. Los regalos para el alma son seis y espero poder cumplir tus expectativas en la redacción de los próximos artículos. Espero que la meditación que te propongo te sea de mucha utilidad, si decides practicarla, y estaré encantada de leer tu experiencia u opiniones, así que ¡cuéntamelo!
Como siempre quedo a tu disposición para cualquier aclaración o apreciación que necesites sobre el tema comentado. Recibe mucha luz y energía para este día.
Hola:
Por alguna razon y no fue casualidad comence a seguirte. Muy acertadas tus palabras y seguire leyendo. Es exactamente lo que necesito en este momento de mi vida. – Richi
Querido Richi, yo tampoco sé el motivo por el que coincidimos, pero sin duda ese motivo existe. Es para mi de gran valor contar contigo en esta etapa de mi vida, sé que me lees y valoras la filosofía que intento mantener y trasmitir, y no puede haber mayor regalo que contar con gente que aprecia y valora lo que hago. Gracias por leerme, por dejar tus comentarios, por elegir mi mandala, etc. De verdad, ¡gracias!
Uno no sabe que es lo que le falta para sentirse pleno hasta que por fin llega el día en que lo encuentras y te preguntas como pudiste vivir sin ello. La razón desde mi punto de vista es que no se estaba preparado para sentir en plenitud su beneficio. La espitualidad, nuestro ser, es quien somos y mirar en lo profundo de nosotros puede dar respeto, pero una vez inicias el proceso tan sólo avanzas cada vez más a la luz. Con cada articulo, línea o palabra me doy cuenta de lo afortunada que soy de conocerte, y seguirte. Gracias por tu tiempo dedicado a nosotros.
Querida Eva, la fortuna es mutua. ¡Me siento feliz y agradecida de que estemos en contacto porque tu apoyo y valor me da alas para volar! En efecto, las cosas llegan cuando deben llegar, nunca antes. Yo me he preguntado a veces por qué he visto lo que he visto y cuando lo he visto y, simplemente, lo vi cuando lo vi porque lo tenía que ver en ese momento. Antes no estaba preparada y después quizás tampoco, ¡no lo sé! Gracias infinitas por dejar tus comentarios, siempre tan sinceros y llenos de bondad. Un saludo.