En todas las religiones el agradecimiento es base del rezo. Agradecer es una actividad que hoy en día tenemos olvidada, el ritmo de vida frenético, la educación cada vez más carente y la falta de consciencia del humano del primer mundo, han provocado que ya no sepamos lo que es agradecer y, mucho menos, lo que es sentirse agradecido.
En la actualidad ya no enseñamos a nuestros niños a dar las gracias por las cosas que otras personas les dan o regalan de algún modo; menos aún les enseñamos a agradecer las cosas que ellos mismos consiguen y aún menos que lo anterior saben lo que es agradecer por aquello que no han logrado todavía. Esta falta de espiritualidad en nosotros, trasmitida a nuestros jóvenes, es lo que tiene a la sociedad envenenada, enferma y cada día más avocada al fracaso.
Reinan en nosotros los malos sentimientos de manera natural, pensamos que vivir en la negatividad con miedo, odio, furia, celos, tristeza y envidia, es lo normal y no nos preocupamos por mejorar las circunstancias en las que vivimos. Vivir en un ambiente tóxico ha hecho que nuestra calidad de vida empeore de una forma tan absolutamente bestial, y estamos tan cegados por esos sentimientos negativos, que pensar en una sociedad feliz o en una persona sincera y educada, o alguien leal a sus principios, es como pensar en la utopía más utópica del libro más soñador jamás escrito.
No, señores. Esto no es normal. Al igual que la contaminación no es normal, pasar horas sentados delante de la televisión no es normal o que un niño de 7 años vaya con su tablet al parque no es normal, tampoco lo es vivir tristes, envidiando al prójimo, sin ilusiones ni sueños para nuestro futuro y, definitivamente, tampoco lo es que, teniendo nosotros la culpa, no hagamos nada para solucionarlo.
Los regalos para tu alma no son una bonita (o fea) lectura que hacemos y que podemos olvidar, son unos conceptos en los que debemos trabajar. Debemos analizarlos, asimilarlos y hacer uso de ellos todos los días, debemos enseñar a nuestros niños lo bella que es la libertad del alma pura y lo bonita que es una persona con el aura de colores. La semana pasada hablába
mos brevemente de la consciencia, esta semana hablamos del agradecimiento.
Índice
Base de las religiones.
No es necesario adentrarnos mucho en las religiones para encontrar símbolos o expresiones sobre la gratitud de los fieles a sus figuras divinas por todo cuánto les ocurre, el típico gracias a Dios o Alá es grande son frases que se repiten más que la palabra Coca-Cola y que expresan gratitud gratuita al Dios en el que la comunidad cree.
El problema deviene cuando somos conscientes de que la inmensa mayoría de las personas no se sienten agradecidas, utilicen esas expresiones o no, y nos preguntamos qué está pasando para que ya nadie de las gracias, se de las gracias o se sienta agradecido por nada. Para mí es un problema, quizás no mío, ni tuyo, pero es un problema social que debemos corregir si queremos mejorar como comunidad (de la Tierra) y disfrutar de esa mejora.
¿Por qué no me adentro en las religiones para estudiar la gratitud en ese ámbito? Porque no.
Resulta ser que para mí (personalmente, yo) la gratitud de una persona para con el Todo y por todo lo que le ocurre es extremadamente importante, así como lo es el trabajo por la coherencia entre lo que se predica y lo que se hace. Estoy tan absolutamente cansada de ver devotos comulgando de rodillas que después se cuelan en el autobús, disfrutan de una tarde de toros o le desean el mal a la vecina porque sus galletas están más ricas, que para mí el agradecimiento a Dios dentro de la religión ha perdido todo su sentido. Ver a cien personas agradecer en una Iglesia me infunde tristeza (por no decir asco), en lugar de la paz que podría sentir si esa gratitud fuese sincera, de personas sinceras en un templo sincero.
Dar las gracias sí fue la base de todas las religiones, pero hoy día tengo mis dudas, la verdad.
Sin embargo, las expresiones perduran, los altares y las oraciones también, y no se nos puede olvidar que siendo como somos, personas libres, libremente podemos retomar la gratitud cómo costumbre diaria dentro de nuestra religión, si tenemos una.
El truco (y de eso trata este artículo) no será dar las gracias, sino que será sentirse agradecido.
De cómo el agradecimiento cambia la vida.
Para poder dar las gracias por algo debemos primero ser conscientes de ello y para poder ser conscientes de algo tenemos que aprender a sentirlo, a darnos cuenta de. Este ejercicio de consciencia es un regalo para nosotros en sí mismo, es ser capaces de detener el tiempo y sentirnos dentro de nosotros padeciendo una multitud de sensaciones. Es entre esas sensaciones donde podemos encontrar la gratitud.
¿Por qué digo que el agradecimiento cambia la vida? Porque sentirse agradecido conlleva valorar las cosas. No sólo somos conscientes, lo cual ya nos trae felicidad, sino que además les damos valor. ¿Qué podría hacernos más felices que darle valor a todo cuánto nos ocurre? ¿Imaginas vivir sintiéndote agradecido por todo lo que te pasa? Implicaría ser consciente y darle valor a cosas como:
- Tengo dinero para poder comprar el despertador que me está atormentando.
- Tengo comida en casa para desayunar y además la disfruto porque hay personas que no pueden comer de esto o de aquello.
- No me gusta mi trabajo, pero tengo un trabajo, una actividad que me ocupa y que me da dinero para poder mantenerme (mejor o peor).
- Qué bello es el verano que salgo de trabajar y aún es de día.
- ¡Qué bonito es mi sofá!
¿Te imaginas ser consciente de todas las cosas que tienes o vives día a día y que no sueles ver?
Imagina qué felicidad tan grande experimentarías si después de un mal día gozaras de la suficiente consciencia como para valorar estas cosas sin importancia.
No es la acción de agradecer lo que cambia la vida, es todo cuanto comporta esta acción. ¿Cómo lo ves?
[Si tienes ya tu diario espiritual, cuéntame: ¿qué escribes en doy gracias por?]
Te propongo un ejercicio: al finalizar tu día de hoy trata de anotar cosas por las que te sientes agradecido, por todo. Haz un repaso de todo lo que has hecho a lo largo del día desde que te despertaste y anota qué cosas valoras y agradeces; a mí me salen muchísimas, ¿cuántas eres capaz de anotar?
También tiene beneficios para otros.
La gratitud se contagia, cuando una persona se siente agradecida y lo expresa (o se le nota), los demás tendemos a buscar en nuestros recuerdos cosas o situaciones similares y pensamos que nosotros también lo tenemos. Si en lugar de dejar esa reacción en la mera competición que aparenta ser y automáticamente nos sintiéramos realmente agradecidos, la felicidad del otro se nos estaría contagiando.
¡Y no sólo eso! Si ademas fuésemos por la vida agradeciendo a los demás sus detalles y favores, alegraríamos el día a mucha gente (que a su vez alegraría el día a otra mucha gente). Pensemos en un día común de los medio grises, aquellos en los que no va a haber nada especial, ¿cómo cambiaría tu día si una persona te dijera «te agradezco mucho lo que has hecho por mí»? ¿Te sentirías mejor? Si tu día ya es malo, la respuesta podría ser que no, pero si tienes un día bueno o, cuanto menos, neutro, tu respuesta será sí y, siendo sí, imagina cuánta felicidad puede repartir una persona si se siente agradecida con (al menos) el 70% de las personas con las que se cruza (digo el 70% por permitirnos un margen para no agradecerle nada a nadie que no se lo mereza, jajaja): mucha, ¿verdad?
Si todos actuáramos con gratitud frente a los demás, todos recibiríamos de los demás palabras bellas, buenas expresiones y cariño, y sin duda, eso se vería reflejado en nuestro balance diario; pero como nada de eso es así, sino que (muy al contrario) trabajamos sin pensar en lo que hacemos, sin interés personal y, además, vivimos permanentemente a la defensiva, pues nos contagiamos la negatividad unos a otros hasta que al final alguien rompe el círculo y dice «¡me cansé! ¡Quiero algo de luz!». Y ese día esa persona contacta con un psicólogo, se apunta a yoga o se compra un libro de autoayuda (¿te suena?).
Ser agradecido y espiritualidad.
Cada uno de nosotros vive la espiritualidad como quiere o, mejor dicho, como buenamente puede, pero hay un común denominador a todos los que nos esforzamos por crecer espiritualmente, y es que también nos esforzamos por ser agradecidos, aprender lo que es la gratitud y sentirla muy intensamente.
¿Y por qué está tan relacionada la gratitud con la espiritualidad? ¡Ojo! Se puede ser agradecido sin ser espiritual, pero ¿se puede ser espiritual sin ser agradecido? Contéstate tú mismo.
Una de las cosas que más me gusta de la espiritualidad es que cada uno lo vive a su modo, pero es fácil encontrar personas con experiencias parecidas. En relación a la gratitud, me acuerdo perfectamente del día en que me dijeron “para poder pedir hay que agradecer, sé agradecida”, y yo con mucho tiento comencé día tras día a experimentar cómo me sentía con ello. Me pregunté si se trataba de una obligación, de hecho al principio al ponerme a rezar o a meditar sobre mi vida, primero pedía y luego agradecía.
Pronto comprendí que el orden tenía que ser al revés, primero agradecer y luego pedir. Es lógico ¿no? Creo que para poder seguir pidiendo más de lo que la vida ya nos regala, lo idea es agradecer lo que se tiene y luego pedir más; si pedimos más sin agradecer (valorar) lo que tenemos, no se nos concederá nada. No sé si tienes ejemplos en tu vida, pero quizás te sea fácil localizar alguno… ¿Alguna vez has tenido grandes avances cuando has tratado de valorar la situación (peor) en la que te encontrabas? A mí me pasa muy a menudo.
Después de invertir el orden, pasé un tiempo así hasta que empecé a no saber qué pedir. Me siento tan agradecida por todo, que apenas encuentro cosas que pedir (todo lo que se me ocurre pedir son cosas que tengo que trabajarme yo), ¿no es maravilloso?
Si trabajas por y para la gratitud, llegará un momento en que no quieras nada más y eso te traerá paz, tanta paz que vivirás feliz aún sin tener todas esas cosas que siempre has querido y que ahora, de repente, ya no son tan imprescindibles… Todo esto y mucho más te lo trae la conciencia y la gratitud.
Agradecerse.
Y por fin llegó, a mi juicio, la parte más interesante de todas, ¿cómo y por qué debemos ser agradecidos con nosotros mismos? Aquí básicamente podemos hacer un resumen de todo lo anterior pero aplicado a nosotros:
- Serte agradecido debe formar parte de la base de tu relación contigo mismo. Si decíamos que las religiones lo han tomado como base de sus oraciones a sus distintos dioses, ¿cómo no hacerlo formar parte de tu relación contigo mismo? Es fundamental que te agradezcas todo cuánto consigues o todo cuánto eres capaz de hacer. Mi profesora de yoga solía decir al final de cada práctica “agradece a tu cuerpo haberte permitido realizar la clase de hoy” y lo cierto es que al principio me costó un poco entender lo que conllevaba esa acción, pero pronto llegué a separar el yo de mi cuerpo y logré que el yo agradeciese al cuerpo el esfuerzo y la obediencia demostrada. A día de hoy no solo procuro ser agradecida conmigo y con mis esfuerzos, sino que agradezco también todas las oportunidades que tengo de experimentar estas disociaciones tan locas.
- Ser agradecido cambia tu vida desde dentro. Ya hemos visto como ser agradecido nos da una perspectiva más positiva y una actitud distinta, como más activa y feliz; hemos visto que esa actitud le cambia la vida a los demás también y podemos estar seguros de que esa misma espiral sucederá en nosotros mismos si comenzamos a ser agradecidos. Si nos agradecemos por los esfuerzos estaremos valorando lo que hemos hecho, eso implica que aceptamos que ha llevado trabajo y que ¡hemos sido capaces de hacerlo! ¿Cuándo fue la última vez que valoraste algo de lo que has hecho?
- Serte agradecido es una de las tareas que contribuyen al crecimiento de tu espiritualidad. Te conecta contigo mismo, te lleva a valorarte, te hace comprender que todo lo que haces supone un esfuerzo que haces, un trabajo que cumples y te hace consciente del valor que tienes. Está muy extendida la costumbre de no dar valor a las acciones propias, pero sí a las ajenas; quizás deberíamos empezar a ser más conscientes de que las cosas que hacemos nos cuestan trabajo y las hacemos muy bien, a ello es muy fácil llegar a través del agradecimiento.
Resumiendo.
Comprendo que estos regalos para el alma resultan algo etéreos, en ocasiones yo misma tengo la sensación de no estar expresando bien lo que quiero decir, de manera que si tú tienes la sensación de que no entiendes nada… ¡Muy probablemente sea porque yo no he conseguido trasmitir realmente lo que pienso! Si ha sido así ¡lo siento!
En caso contrario, suponiendo que hayas entendido algo en toda esta nube de conceptos, te invito a que practiques la gratitud del mismo modo en que comes, ¡hazlo un hábito! Una de las razones por las que Spiritual Time me pareció tan buena idea fue porque trata de convertir en hábito el rezo/meditación para analizar cada una de las cuestiones que allí aparecen todos los días.
Sentirse agradecido al final del día no es algo a lo que nos podemos obligar, pero sí podemos obligarnos a analizar si nos sentimos o no agradecidos y por qué. El agradecimiento sincero llegará sólo, seguro.
Como siempre, te agradezco el valiosísimo tiempo que te has tomado en leer este artículo, deja tus comentarios, dudas y críticas si así lo consideras y ¡sé muy feliz! Te invito personalmente a que pruebes estos regalos para el alma porque son realmente beneficiosos para todos nosotros. Doy fe.
Es increible, porque se que cuando escribiste este articulo no fue hoy sino te diria que mientras tu escribias yo iba realizando el análisis que describias. Hoy me tomé un tiempo para realizar un meditación escrita, porque no me sentia en paz, tenía un sentimiento de frustación muy grande y empecé a meditar en el verdadero origen de éste y a donde me llevaba todo ello. Para no enrollarme sólo diré que me di cuenta de que tengo mucho por lo que agradecer y por lo que ser feliz y que siempre podemos luchar por mejorar y ser una mejor version de nosotros pero valorando de donde venimos y de donde partimos. Y después leo tu articulo y me siento me feliz de ver que hay más personas en el mundo que van en la misma dirección que yo. Somos una pequeña luz que brilla en la oscuridad de la sociedad pero si conseguimos contagiar una cuarta parte y hacer que la gente se vaya uniendo conseguiremos que este mundo vaya a mejor.