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Cosas que debes saber antes de tu primera sesión de coaching.

Cuando una persona se pone en contacto con un coach sabe que está tomando acción para salir de la situación en la que se encuentra, bien porque no le gusta o bien porque, simplemente, sabe que podría ser mejor. En ese momento en que la decisión de contactar con un coach se toma, se está venciendo el miedo y la pereza. Dos conceptos importantes de vencer cuando se quiere salir de la zona de confort, por cierto.

Una de las primeras preguntas que recibo cuando me llega un nuevo guiado es qué es coaching y qué se puede esperar del trabajo con un coach, preguntas a las que traté de dar respuesta en el post «Coaching como proceso»; y por otro lado, hay una cuestión menos repetida pero, a mi juicio, tanto o más importante como lo anterior, que es el cómo afrontar un proceso de coaching y cómo sacarle el mejor partido al tiempo y al dinero que inviertes en él.

Índice

Cuestiones previas a tener en cuenta.

Toma en cuenta que hay distintos tipo de coaching, formas diferentes de dirigir los procesos y, definitivamente, tantos modelos de guía y ayuda como coaches puedas encontrar. ¡Esto pudiera parecer poco profesional, pero no lo es! Piensa que un coach tiene una preparación específica para servirte de guía en tu entrenamiento y cambio, sin embargo, la mayoría de nosotros nos involucramos en la historia de nuestro cliente, queremos sentirlo y que nos sienta cercano, queremos ser una guía y, aunque no todos toman la forma de mentor, considero que al final todos somos un poco mentores de algún modo u otro.

Es necesario que conectes con tu coach y que confíes en él, como persona y como profesional, es por ello que lo primero que te recomiendo es que leas el contenido de su blog, artículos que pueda haber publicado, redes sociales donde comparta su trabajo, etc. Siempre cabe la posibilidad de que finalmente no encajes con su forma de trabajo, pero sin ninguna duda, si inviertes tiempo en conocer cómo enfoca su profesión o cómo entiende la vida, es más probable que aciertes y tu elección de coach sea un éxito.

En coaching, la persona que toma el proceso es siempre cliente, no paciente, y se utiliza el termino coachee para referirse a ella. Personalmente, siempre prefiero hablar de clientes o guiados porque me gusta enfocar mi trabajo como una guía.

Dicho esto, te adelanto que en este post te voy a aclarar algunos puntos que considero importantes antes de lanzarte a trabajar con tu coach, como son el objetivo, la situación inicial, herramientas, trabajo y cómo saber cuándo el proceso ha terminado.

Fija tu objetivo.

En todo proceso de coaching convencional, en primer lugar debes encontrar tu objetivo y fijarlo. Pudiera parecer normal y tan sencillo que hasta me puedes decir «Sí, Ale, me imagino, dime algo que no sepa», a lo que mi respuesta sería algo así como «¿Conoces con certeza qué es exactamente lo que quieres en este momento?».

Piensa sobre ello, por favor.

Me encantaría recomendarte, con el fin de que aproveches al máximo tu tiempo y tu dinero, que vayas con tu objetivo listo y, a ser posible, escrito a tu primera sesión de coaching. Esto ahorra muchos recursos que pudieras dedicar a la consecución de tu objetivo, sin embargo, vamos a ser honestos: muchos de nosotros sabemos que queremos hacer algo para mejorar nuestra situación, pero no sabemos qué es exactamente eso que tenemos que hacer.

Quiero cambiar mi vida, quiero ser feliz, quiero ser más eficiente, quiero sentirme completo… Aunque no está mal como punto de partida, estas son frases no sirven exactamente como objetivo, ¡hay que pulirlo!

Si no sabes exactamente qué es lo que necesitas trabajar para alcanzar esa felicidad que estás anhelando, tu coach te ayudará con el análisis, no obstante, quiero adelantarte algo que debes tener en cuenta. En ocasiones nos obsesionamos con establecer un objetivo claro y concreto, como un punto al que llegar, pero se nos olvida que también podemos establecer como objetivo el recorrer un determinado camino.

Me explico y pongo un ejemplo cada vez más común: si quieres adelgazar, ponerte en forma o cualquier otra cosa relacionada con tu peso, tu cuerpo o tu aspecto físico, es probable que te plantees la situación de esta manera: «Quiero adelgazar». Y se lo trasmitas a tu coach de esta manera: «Me he propuesto perder 10 kilos». Como objetivo está genial, pero te recomiendo darle algunas vueltas antes de ponerte manos a la obra respondiendo a algunas preguntas: ¿cómo voy a hacerlo? ¿Cómo voy a comer? ¿Qué ejercicio voy a hacer? ¿Cuáles son las habilidades que debo desarrollar y los hábitos que tengo que crear? ¿Qué profesionales o conocimientos necesito?

¿Por qué te cuento esto? Porque aunque parezca contraproducente, es importante que sepas que la mayoría de las veces que queremos algo, no necesitamos únicamente saber dónde queremos llegar, sino que además tenemos que saber cómo llegar ahí. Por eso siempre aconsejo que el objetivo sea el camino a recorrer y que el coach sea el guía y acompañante.

Toma consciencia de dónde te encuentras.

Este es, sin duda, otro de los aspectos más básicos e importantes cuando se quiere tomar acción para el cambio: saber dónde nos encontramos.

Definir nuestra situación actual y darnos cuenta de cómo es nuestra rutina, qué hacemos con nuestro tiempo, qué aspectos podemos cambiar y cuáles no, cuáles de ellos hay que trabajar primero, etc, es increíblemente importante para conocer qué objetivos secundarios debemos atender en primer lugar, o si debemos añadir alguno que no habíamos contemplado.

Hace algún tiempo, tuve la oportunidad de acudir a un taller de autoconocimiento y método SWAN de la mano de una mujer absolutamente impresionante que dijo una frase que he usado y usaré el resto de mi vida, muy acertada y muy simpática: cuando le pides a Google Maps que te lleve a un lugar debes introducir la dirección a la que quieres ir y el sitio donde te encuentras y, solo así, la aplicación puede decir cómo llegar. Recuerda entonces que sin saber dónde vas y dónde estás difícilmente puedes saber cómo vas a llegar a dónde sea que te estés dirigiendo.

Si te apetece leer más acerca del método SWAN, puedes encontrar un post acerca de ello –> aquí.

¡Y así es! Si quieres aprovechar tu proceso de coaching deberás ponerle especial atención a tu situación actual, no solo para poder explicarle a tu guía todo lo que creas necesario que sepa para que te ayude, sino también para ser consciente de las dificultades a las que te puedes enfrentar, de las carencias que tienes y de las habilidades con las que ya cuentas, entre otras muchas cosas.

Elaborar una lista con las habilidades o hábitos que debes tener para alcanzar tu objetivo, un horario con las tareas que ocupan tus días y un recuento de las cosas que crees que debes cambiar, te será de gran ayuda a la hora de trabajar de la mano con tu coach.

¿Qué son las herramientas?

Llamamos herramientas a todos esos métodos, guías, fórmulas, cuestionarios, aplicaciones, etc, que sirven al guía para ayudar a sus guiados, para comprenderles, trabajar con ellos y conocer su situación. Y también son herramientas aquellas que ayudan a los propios guiados en su trabajo personal.

A lo largo de las sesiones con tu coach, éste puede ofrecerte multitud de herramientas que os van a facilitar el trabajo que vais a hacer. Tanto si se trata de tareas o actividades para que tu coach te conozca mejor, como si son ideas para que tu trabajo sea más fácil o para implementar en tu día a día y tomar cierto hábito (por ejemplo, escribir un diario, herramienta que recomiendo absolutamente siempre), te recomiendo adoptar una actitud de apertura, preguntar todas las dudas que se te ocurran y no desistir en el primer intento.

Es importante que tomes en serio las recomendaciones de tu guía y, si vas a cuestionar su eficacia, lo hagas abiertamente, ya que quedarte con dudas acerca de los métodos elegidos puede detener tu progreso y echar a perder tu tiempo y tu dinero. Entonces, si alguna de las cuestiones planteadas te genera dudas, te parece una absoluta tontería o la ves con algo de escepticismo, lo mejor es que lo converses abiertamente con tu coach para que, o bien te explique todo lo que necesites saber para convencerte, o bien cambiéis de actividad o método, lo que sea mejor para ti en ese momento.

Personalmente, suelo recomendar la escritura, las meditaciones o tareas como rezar, que pueden tomar al guiado por sorpresa; sin embargo, los beneficios de las tres herramientas están demostradas, tengo buena experiencia con ellas y podrían ofrecer resultados geniales, así que ¿por qué no probarlas? ¡Eso sí! Si una persona me declara su guerra abierta contra Dios o la religión, por ejemplo, es evidente que no le invitaré a rezar; por mucho que algo de, generalmente, buenos resultados, no quiere decir que sea para todo el mundo y que funcione siempre.

[Cuando escribo lo hago a una generalidad, sin embargo cuando el trabajo es individual hay que ajustar las recomendaciones a la persona que se tiene delante.]

¿Tienes buena disposición a trabajar?

¡Espero que sí! Porque el éxito de tu proceso de coaching depende totalmente de ello.

En ocasiones creemos que el hecho de pagar por un servicio nos va a liberar de toda responsabilidad y ¡no hay nada más lejos de la realidad! Si vas a un nutricionista con el objetivo de perder peso, ¿crees que bajarás de peso sólo por pagar la primera y sucesivas consultas? No. ¿Qué te hace pensar que, en tu proceso de cambio, la responsabilidad no la tienes tú?

Es muy común recibir preguntas del tipo: ¿qué me asegura el éxito en el proceso de coaching? Nada.

No hay nada que asegure que vas a encontrar la felicidad y el bienestar, o que vas a lograr adoptar el estilo de vida que te has propuesto o conseguir los objetivos marcados. Nada, excepto tu empeño y tu consciencia, y ambas cosas dependen de tu trabajo.

Tener las ganas suficientes como para revolucionar la rutina, encontrar huecos para las sesiones, para hacer los deberes y para la reflexión es fundamental para experimentar un auténtico cambio. ¡Y esto no tiene nada que ver con la fuerza de voluntad! La falta de fuerza de voluntad es algo que nos hemos inventado para cuando no hemos encontrado el verdadero propósito para hacer algo, si tienes un motivo fuerte, la fuerza de voluntad no es necesaria porque la voluntad nace sola.

Entonces, mi mejor consejo en este punto es que analices, tanto antes de tu primera sesión como después de ésta, si es el momento de tomar acción en tu vida y revolucionarlo todo. Si no lo es, ¡pues muy simple! ¡No continúes y a otra cosa, mariposa!

¿Y cuándo termina?

Los procesos de coaching propiamente dichos deben iniciarse con una fecha fin. Normalmente se acuerda el número de sesiones y la periodicidad con la que se van a fijar y, hecho todo esto, se determina que el proceso va a durar, por ejemplo, seis meses con un total de 12 sesiones.

La mejor opción, sin duda, es fijar una sesión de coaching semanal porque esto permite hacer un seguimiento exhaustivo; se hace más intenso, pero cala mejor en la vida del guiado. No obstante, hay coaches que prefieren ser más flexible y establecer un esquema distinto. En mi caso, me gusta ser realista y tomar en cuenta las posibilidades del nuevo guiado; si ya sabemos de antemano que es muy difícil que encuentre el momento para una reunión, es mejor espaciar las sesiones a 10 o 15 días, que pretender fijar una por semana y que luego haya cancelaciones de último momento.

Tu coach sacará este tema para acordar un número de sesiones y un tiempo específico entre ellas, si no lo hace, te recomiendo que tú mismo le recuerdes este punto (seguro que se le ha pasado).

Por otro lado, si en algún momento llegas a lanzarte a un proceso de coaching, ¡te ruego que respetes el calendario! ¡No hay nada que desbarate más el trabajo que periodos largos sin sesiones! Ya no solo porque tu coach tiene una agenda que va cerrando y le haces una faena, sino porque además, si se sabe de antemano que el periodo va a ser más largo, se pueden programar nuevas tareas o retos distintos.

En resumen…

Te invito a repasar estos puntos y a tenerlos muy en cuenta a la hora de comenzar tu proceso de coaching. Asegúrate de contratar un coach con el que creas que encajas para asegurar un buen trabajo desde el principio.

Recuerda que las titulaciones de los coach no están reguladas por el Estado y que solo contamos con asociaciones privadas que certifican cursos y másteres impartidos por escuelas y universidades. Esto quiere decir que tu coach no va a tener un número de colegiado (a menos que sea de otra profesión), pero eso sí, siempre ha de estar a disposición de informarte sobre su formación y experiencia.

Si tienes un objetivo o te estás enfrentando a un cambio, un coach puede ser de mucha ayuda, ¡piénsalo!

En este momento están abiertas las plazas para nuevos guiados, si tienes interés en iniciar un proceso de coaching conmigo puedes conseguir más información en el apartado de «servicios» o ponerte en contacto conmigo a través de este «formulario».

3 comentarios en «Cosas que debes saber antes de tu primera sesión de coaching.»

  1. Excelente post sobre, el verdadero significado de ser coach. Muchas cosas pueden aprenderse en el camino con estudios o preparación, pero pocas personas saben hacerlas con elcorazon. Gracias por compartir, tan valiosa informacion.!
    Aracelis matamoros.

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